Los estragos del verano

El verano ha causado estragos, y no en mi pelo (que también), sino en mis hijas. A día de hoy mis dos pequeñuelas parecen más Gremlins alimentados después de media noche que seres humanos medianamente coherentes. Estoy taaaaaaan cansada que casi tengo ganas de volver al trabajo, fíjate.

Yo me había hecho una idea idílica de estos días de estío, con niñas tostadas por el sol jugando bajo la atenta mirada de abuelos y tía, mientras yo me tomaba un merecido descanso, echaba unas siestas, me pintaba las uñas y hasta (oh, placer de los placeres) leía un par de libros. Pero no. La cosa se ha parecido más a vivir en un psiquiátrico administrado por los Pitufos y David el Gnomo, a 38 grados a la sombra y sin aire acondicionado. Hay que joderse…

A ver, que os explico:

La Mayor o el Síndrome de Dory.

No sé si os acordáis de ese simpático pez azul que acompañaba a Nemo en sus aventuras y era incapaz de retener ninguna información más de dos segundos… Venga, bah, os pongo una foto:

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¿A qué ahora ya sí? Pues mi Enana lleva 15 días haciéndole la competencia. No porque se olvide de las cosas, ¡qué va!, sino porque no puede hacer nada durante más tiempo del que dura un pestañeo.

«Mamá, ponme dibujos». Y allí que voy yo, cambio de canal, subo el volumen, la dejo cómodamente instalada… y en el minuto y medio que tardo en prepararme un té la tengo otra vez a mi vera: «Mamá, ya no quiero ver más dibujos. Ahora jugamos al escondite. Tú cuentas…». Sin embargo, no me da tiempo a encontrarla (¡y siempre se esconde en el mismo sitio!) porque se ha cansado y quiere ir a bañarse. Le pongo el bañador, a ella y a su hermana, que no quiere quedarse con los abuelos, claro, me pongo el bikini, cojo toallas, chanclas, protector solar, bajamos a la piscina de goma azul que mis padres han puesto en su patio para goce y disfrute de mis churumbeles, pero casi antes de mojarme el culo, la Mayor quiere salirse… Y así hasta el infinito. Una y otra vez.

Está constantemente aburrida y nos acosa a todos a todas horas para hacer algo con ella, lo que sea: leer un cuento, pintar, hacer carreras por el pasillo… eso sí, siempre durante breves lapsos temporales. Cinco minutos. Quizá seis. Tardo más en montar el chiringuito pertinente que lo tarda ella en cansarse del tema ¡Hombre ya!

Sé que los días se le hacen largos, sobre todo porque se empecina en no dormir siesta, pero en serio: ¡estoy hasta el moño! He tenido que amenazarla y asegurarle que o ve dibujos o juega a lo que sea al menos durante media hora seguida o la actividad pertinente queda vetada hasta septiembre. El efecto ha sido más bien regulero y por ahora lo único que la distrae un par de horas es el parque… a 38 grados ¿lo he dicho ya? Parezco un dromedario por la cantidad de litros de agua que arrastro por medio pueblo para no deshidratarnos…

Y esto no es lo peor. No, no. Porque aún falta la segunda parte o como yo lo llamo:

La Pequeña y su mantra: mi-mamá-es-mía-y-sólo-mía-¿te-enteras-?

Sí. Desde hace cosa de un mes Tulga ha decidido que no quiere separarse de mi. Nunca. Jamás. Pasa de abuelos, de tíos y hasta de padre. Solo yo. En exclusiva. All the time. Cada vez que la suelto o alguien quiere cogerla monta un pollo del 15, con lagrimones y mocos incluidos, y sólo se calma si vuelve a mi regazo… o a mis tetas, que esa es otra. Vive pegada a mi toooooodo el rato, con el caloraco que hace, y eso que a sus 11 meses y medio ya se ha soltado a andar como una campeona y deambula por ahí, a su aire, cuando le peta. El otro día asistí, además, a un extraño fenómeno: los celos inversos. La Peque caminaba sin rumbo fijo tarareando para su camisa y la Mayor, que me vio sin su hermana en brazos por primera vez en 10 horas, aprovechó para subirseme en cima (a darme más calor). En cuanto Tulga se dio cuenta, vino tan rápido como le permitieron sus patitas, gritando como una posesa y empezó a empujar a la Mayor hasta que, a base de chillidos y manotazos, la pobre le dejó el sitio.

Ojiplática me quedé. Sé que la Enana está celosa de Tulga, lo deja claro muchas veces. Pero hasta ahora no me había dado cuenta de los celos en sentido contrario: Mi bebé no quiere compartirme. Y esto es nuevo (y me asusta un poco).

El resultado es que no he podido hacer nada de lo tenía pensado. Me paso el día bregando con ellas, pasando calor y cagándome en mis muelas. No exagero si digo que hasta empiezo a añorar la oficina…

Por favor, que alguien me diga que esto es una fase y que todo vuelve a la normalidad en septiembre, porque si no voy a necesitar vacaciones de la vacaciones ¡pero ya!

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8 responses to “Los estragos del verano”

  1. entremishoras says :

    Ayyyy yo también tengo ganas de que empiece el cole…. Y no quiere decir que no quiera a los peques y que no quiera estar con ellos, todo lo contrario, me encanta! Pero es que es agotador tenerlos colgados del cuello todo el día, sin descanso, peleándose, queriendo haver mil cosas…. Uffff, ánimo que ya queda poco!

  2. nosoyunadramamama says :

    Como motos están en esta casa los dos mayores!!! y vamos, menos mal que Gabriel es un santo al que dejo sentadito con unos juguetes y puede estar así horas sin rechistar, supongo que porque sus hermanos dan un tremendo espectáculo constante y no se aburre al verles! pero lo de los mayores está siendo desquiciante! En tu caso, la mayor no tiene con quién jugar y os da la lata a los mayores, y en el mío porque los mayores pueden jugar pero, cómo no, también discutir por todo!!! venga mujer, que en breve empieza el cole!

    • Norgwinid says :

      Tu no tienes un bebé. Tienes un santo!!!!! Jajaja. Si yo dejo a la peque sola con sus juguetes se entretiene dos minutos y luego se viene a buscarme no sea que me haya ido demasiado lejos!!!! Gracias por los ánimos!

  3. Diario de una Mami says :

    Madre del amor hermoso… No, si va a ser verdad eso de «¡bendito colegio!» que decía mi madre, jeje. Es que lo de estar tantas horas en casa es machacante para todos, sí. Piensa que ya llega el otoño, el fresquito, el salir más pronto a pasear y al parque y se irán acabando los males. Tienes más paciencia que un santo, jiji.

    • Norgwinid says :

      Ains, pues sí. Más que bendito colegio, benditas rutinas!!! Si es que el verano se les hace muy largo y se acaban aburriendo hasta de lo que más les gusta… Y en cuanto a la pequeña, para eso sí que no tengo explicación, más que un ataque de mamatis aguditis!!!! Besos

  4. Mamá Zombi says :

    Acabas de describir mi vida… Salvo por algún detallito, todo igual. L parece Dory y aún encima me pregunta todo 20 veces, da igual que le conteste sí, no, ns/nc… «-¿Me pones dibujos mami? -Sí. -¿Me pones dibujos? -Sí, ya voy. -¿Me pones dibujos? ¿Me los pones? ¿Me los poneeees?» Aaaahhhh!!!!
    Y N todavía no anda… Pero se levanta y ya empieza a darse unos porrazos de aquí te espero. Como le quite el ojo un minuto me desmonta la casa entera… Pero casi nunca ocurre porque no me la quito de encima ni con agua caliente.
    Al fin L ha empezado el cole y estamos todos felices, ¡ella incluída! Menudo veranito… 😂

    • Norgwinid says :

      Ains, sí. Bendita rutina. La Enana aún no ha empezado su cole de «mayores», pero ya está más centrada. Por lo menos desde que volvimos a casa es capaz de estar dos minutos haciendo la misma cosa… Tulga, ha vuelto a la guarde y aunque sigue muuuuuuy pegajosa, he conseguido que se despegue de mi unos minutos al día. Que ya es algo. Ufff. Sí. Menudo verano para ambas!!!

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