Pues me tiro al suelo y lloro

Tulga tiene rabietas. Ya está. Ya lo he dicho. Y además desde bien chiquitita (yo creo que la primera se remonta a los 10 u 11 meses de vida de la criatura. Vamos, que empezó a protestar antes que andar, como los políticos). El proceso es más simple que el mecanismo de un botijo: el miniser en cuestión quiere hacer/coger/comer algo potencialmente tóxico o peligroso. Se lo impido. Se tira al suelo panza abajo y llora. «Bueno», diréis algunas, «Tampoco es para tanto». Pero lo es. Porque lo que yo he descrito en apenas una línea y vosotras leído en un par de segundos en realidad dura hasta media hora ¡Treinta minutazos de bebé berreando a pleno pulmón en el suelo de la cocina porque no le dejo chupar un rotulador! ¡Tres cuartos de hora aferrada a mi pierna mientras hago la comida, baño a su hermana o lo que sea que requiera el uso de las dos manos porque tiene entre ceja y ceja que la coja en brazos! Y ya ni te cuento cuando la crisis se produce en pleno supermercado… ¡me entran ganas de dejársela a la cajera y hacerme la tonta!: ¿Niña? ¿Qué niña? Perdone, pero no la conozco de nada…Y es que Tulga, delgada cual anguila eléctrica y ágil como colibrí del Amazonas es capaz de llegar a los sitios más insospechados, poner a prueba tu paciencia y tus energías en sus esfuerzos por saltar del carrito y tirarse de cabeza al suelo o encontrar bajo el sofá los restos medio descompuestos y llenos de pelo de perro de un plátano e intentar comérselo.

La verdad es que este tema me pilla con el paso cambiado porque con la Mayor tuve la suerte de saltarme todo eso de «los terribles dos» o «los terribles tres». Hizo un amago al rededor del año y medio, cuando empezaba a hablar con soltura pero aún le faltaba vocabulario para expresarse y llegado cierto momento se frustraba y empezaba a gritar, pero le duró poco. En seguida se soltó la lengua y antes de su segundo cumpleaños ya era perfectamente posible razonar con ella, explicarle por qué no es buena idea meter la mano en el horno o que bañarse una vez al año no hace daño. Mi Enana ha sido siempre muy compresiva con estos temas…

En cambio su hermana no.

Pasa.

Prefiere tirarse al suelo y llorar. Y cuanto más alto y mayor sea el escándalo resultante, mejor. Le encantan los dramas, eso está claro.

Lo peor es que yo me siento con las manos atadas, porque es indudable que la chiquilla aún es demasiado pequeña para entrar en razón (¡acaba de cumplir 15 meses, por San Chopanza Bendito!), pero tampoco es un recién nacido que se pueda manejar con facilidad, subir y bajar a placer o llevar como un fardo a todos lados. Ahora necesito un mínimo de colaboración por su parte para hacer posible la vida cotidiana y no me lo está poniendo fácil, ¡voto a brios! Cada mañana tardo 10 minutos en atarla a la silla del coche para ir a la guardería, el cambio de pañal se ha convertido en la vuelta al mundo del Willy Fogg pero con el culo al aire, sacarla del baño requiere casi una llave de yudo…  y así suma y sigue. Me agota. Me extenúa. Y, sobre todo, me destroza los tímpanos (y los nervios) con sus pataletas.

Mi estrategia hasta ahora es dejarla con su berrinche. Que llora, pues que llore. Que grita, pues que grite. Cuando se calma (proceso que puede durar entre 5 minutos y una hora), le limpio los mocos y los lagrimones y de rodillas, para poder mirarla a los ojos, le digo con voz muy seria que no puedo dejar que se coma el pegamento o que juegue con cuchillos. También le digo que estoy enfadada y que las cosas no se piden así. No lo entiende. Lo sé. Pero su hermana tampoco lo entendía al principio y creo que si a los niños se les trata como seres inteligentes (que es lo que son) en vez de como cositas sin conocimiento de causa, tarde o temprano empiezan a reaccionar. Espero que más pronto que tarde…. Sobre todo por la noches, cuando ya estoy muy cansada o por las mañanas, con los minutos contados para ir al trabajo/cole/guardería me cuesta no perder la paciencia. A veces, hasta le grito (no consigo nada, por su puesto. Solo cabrearme conmigo misma por perder los papeles) y me pregunto ¿Yo era así de pequeña? ¿Taaaaaaan tocapelotas? ¿No hay una fórmula mágica para convencer a una niña de que se ponga el abrigo y se meta en el coche sin tener que pasar por una escena digna de Falcón Crest? Si esto es así con 15 meses ¿qué pasará cuando tenga dos años? ¿O tres?

Estoy pensando que la próxima vez que me monte un pollo, la que se va a tirar al suelo a llorar voy a ser yo. Sólo por probar. A lo mejor consigo que se quede quieta el tiempo suficiente para ponerle el pañal…

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17 responses to “Pues me tiro al suelo y lloro”

  1. PASEOSCONMAMA says :

    jajaja, cómo te entiendo! A mi hijo también le dan unas rabietas… Pero hago lo que tú, le dejo llorando en el suelo hasta que se le pase. Al final siempre es él el que viene a buscarme para que le haga mimos, y ahí es cuando le digo que eso no se hace y tal y pascual.. Que lo entienda o no, no lo sé, pero creo que es lo que debe hacerse, como tú dices, tratarles como lo que son, seres inteligentes 😉 Un beso!

  2. Patadita says :

    Lucy ha empezado con la misma edad más o menos y sabes lo que me ayuda, además de paciencia infinita? Me leo «Ni rabietas ni conflictos» de Rosa Jové, justo el capítulo de su edad y estamos una semana mucho mejor, pero porque soy yo la que cambio de actitud, porque empatizo más y porque la entiendo mejor. A la siguiente semana tengo que volver a recordarlo, pero me ayuda mucho de verdad!!!
    Un beso

    • Norgwinid says :

      Conozco el libro de Rosa sobre el sueño del bebé. Me pareció muy sensato en día, aunque ninguno de sus consejos me sirvieron de nada!!!! Lo de la Mayor y el sueño fue casi una tragedia griega… Por eso no me he animado a comprar ese sobre las rabietas… Aunque si me lo recomiendas le echaré un ojo!!!

  3. entremishoras says :

    Ay cómo te comprendo!!! A mí me pasa parecido con Niña, lo único que se le pasan pronto las rabietas, en cuanto pasas de ella y ve que no consigue lo que quiere. Pero a mí también me agota. Es un constante intentar hacer cosas que no debe, hacer cualquier cosa con ella me requiere un sobreesfuerzo: vestirla, subirla al coche, que no se desnude, sacarla de la bañera, que no toque las cosas,…. Y así hora tras hora… Sólo pienso en que pase este invierno para que cumpla los 3 años y pueda volver a respirar un poquito…

    • Norgwinid says :

      A mi lo que me flipa es el jaleo que es capaz de montar cuando aún no levanta ni dos palmos del suelo. Esta misma mañana, a las siete y media, se aferró a mi pierna mientras le preparaba el desayuno a su hermana llorando desconsolada para que la cogiera en brazos… Cualquier que la viera pensaría que la estaba torturando! En fin. A ver si se le pasa pronto porque como siga hasta los tres años ¡me da algo!

  4. nosoyunadramamama says :

    En mi casa nos pasó con Rafa, igual es cosa de segundos!!! Porque es cierto que Alfonso tuvo una crisis justo al empezar el cole pero se quedó en eso, sin embargo, Rafa emepzó con rabietas al año y medio, bastante llevaderas pero poco antes de que naciera Gabriel, tuvo unas semanas horribles, hasta hora y media un día!!! me tuve que encerrar en el baño de la frustración, porque me quedaba mes y medio para parir… Por ahora, gabriel, con u año recién cumplido, no hace ningún amago, que dure, jajaja…ánimo que pasa!!!

  5. Mamá Zombi says :

    Yo me quejaba de L… Y N con 13 meses ya me monta unas escenitas que ríete tú de los culebrones. En casa la llamamos Indigneitor. Y eso que juraría que todavía no ha tenido una rabieta en el sentido pleno de la palabra… Yo ya me estoy encomendando a todos los santos. ¡Ánimo! 🙂

  6. Diario de una mami says :

    Ufff! Te entiendo. Hay días que acabo de los nervios. Pegotito se tira al suelo en mitad de un paso de cebra porque no quiere ir por donde yo digo. Tengo que cogerla, claro, para que no nos atropelle un coche, pero continúa llorando y dando patadas al aire. hay días que me dan ganas de no salir a la calle… ¡Aaggg!

    • Norgwinid says :

      Mira, ayer mismo iba con las dos por la calle, cargada con un paquete enorme que nos habían enviado por correo y empujando el carrito de Tulga casi con los dientes y entonces mi Doña Dramas particular decide que se quiere bajar para ir caminando como su hermana. Por su puesto no la dejo ¡Sólo tengo dos manos!!!! El berrinche que se cogió fue del 15, hasta el punto que la gente se nos quedaba mirando por la calle y par de señoras tuvieron a bien pararme y preguntar a la pequeña Tulga: «¿Qué te pasa bonita? ¿por qué lloras?». Ainssssssssss

  7. Sra. Gafapasta says :

    Mira que me suenan las pataletas, que a la angustia le tenemos que sumar otros factores. Tiene unas pataletas de aúpa, pero como aún no camina y le dejo remenar bastante, digamos que es controlable. Mucho zen te deseo.
    A mi me ha servido contener el «no» a momentos muy puntuales, así cuando algo es «no» lo acepta moderadamente bien.

    • Norgwinid says :

      Tienes razón con lo del «no». Yo estoy tooooodoooo el dia: «No cojas eso», «No te subas ahí», «No muerdas a tu hermana….». Al final imagino que oye «No» y piensa «Arcoiris rosas y florecillas del prado». Ay, señor, dame paciencia!!!!

  8. Educación-emocional.es says :

    Yo soy de las que cree que siempre que se pueda, es bueno ofrecer alternativas, porque es algo que tiende a suavizar la respuesta de nuestros pequeños. Vaya, creo que no suena igual decirle: «no cojas el vaso» que decirle «no tienes que coger el vaso pero puedes coger el tuper». En cualquier caso, como todos es una etapa que también pasa.

    • Norgwinid says :

      El desvío de la atención o el ofrecer otra cosa a cambio es lo primero que hago siempre, pero cuando el miniser está pataleando en el suelo gritando a pleno pulmón mientras los mocos y las lágrimas caen como las cataratas del Niágara por su cara, ya le puedes enseñar un unicornio rosa cagando arcoiris que le da igual… Solo se puede esperar a que se le pase un poco y entonces ofrecerle un mimo, un poco de teta o jugar a lo que sea, para que no reincida

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